Historias mínimas (2002)

Carlos Sorín: Historias mínimas (2002) Argentina. Road movie que vive en la ilusión. Escrita por Pablo Solarz. Interpretada por Antonio Benedicti, Javiera Bravo y Javier Lombardo. 92 minutos. 

En la Patagonia argentina sopla el viento. Y Carlos Sorín viaja hacia allí desprovisto de todo. Apenas lleva equipaje. Solo quiere captar una cosa: la realidad que acompaña a las personas que allí viven. Todos tienen sus enredos. Miran a la televisión -esa que tanta compañía les hace- mientras se escabullen de sus monótonas y solitarias mañanas. Cuánta distancia hay entre lo que ofrece una y lo que da la otra. Mucha más, seguro, que la que nos brinda el horizonte entre Fitz Roy y Puerto San Julián. Primer (y sutil) bofetón del cineasta. Aparecen así kilómetros de ilusión para Don Justo, para Roberto, para María. Uno busca a su antiguo perro preguntando si ya habrá sido, después de tanto tiempo, capaz de perdonarlo. Otro mueve cielo y tierra para adornar una tarta que le traiga, quizás, un nuevo amor. Ella va en busca del maná televisivo, ese que anuncia diversión y lujo. En una Argentina deprimida y golpeada, Pablo Solarz apela a la benevolencia de las personas gracias a los sucesivos personajes que nutren el camino. La película es sencilla. La épica radica en los «mínimos» sueños de los protagonistas. Soledad, miedo, frustración… al final, sin embargo, aparece la fantasía. Nadie puede con ella. Un humilde paisaje coloreado con las pinturas más vivaces de todas. Te saca una sonrisa, que no es poco.