Estados Unidos- Cine de espías
- Creada por Joe Weisberg
- Interpretada por Keri Russell, Matthew Rhys, Noah Emmerich y Holly Taylor
La idea de la que parte Joe Weisberg es atractiva. El protagonismo se lo lleva un matrimonio de espías de la KGB afincado en un residencial barrio de Washington. Tienen dos hijos y un buen empleo como operadores turísticos. Tienen la casa y el jardín. Tienen las típicas fiestas de vecinos. Lo tienen todo, todo aquello que promete el sueño americano. Aunque claro, precisamente ese sueño, es aquello contra lo que luchan.
Si bien la primera temporada se mueve entre las infames aguas del culebrón (demasiado ajetreo sentimental), la serie poco a poco va ganando en peso y conciencia. La trama podría estar mejor elaborada y, de igual manera, la narración podría adquirir un punto más de armonía. Con todo, el carisma que transmite la pareja protagonista, Keri Russell y Matthew Rhys, ambos muy bien perfilados, es suficiente para cautivar nuestra atención y dejarnos atrapar por muchos de los secretos (suponemos que cento per cento ficticios) de uno de los episodios históricos de factura más reciente: la Administración Reagan y el juego de espías con la agonizante URSS.
Estéticamente la serie se engalana por un toque moderno que, la verdad, queda muy bien. Los juegos de espías, junto con los secretos de Estado y el difícil equilibrio entre vida profesional y personal de los protagonistas, terminan por conjugar bastante bien. El tambaleo sentimental de este forzado y maduro matrimonio, sumado al mantenimiento de su fachada como modélica familia (están graciosas las pugnas con sus hijos), le añaden un punto de extravagancia que supone el valor añadido de esta nostálgica intriga. Una serie que, si bien no está en la liga de las mejores, cumple con creces desde la segunda línea.
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