Tulitikkutehtaan tyttö (1990)

Aki Kaurismäki: La chica de la fábrica de cerillas (Tulitikkutehtaan tyttö, 1990) Finlandia. Drama. Escrita por Aki Kaurismäki. Fotografía de Timo Salminen. Interpretada por Kati Outinen. 68 minutos. 

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El gran tronco que se convierte mecánicamente en una diminuta cerilla, magistral prólogo. Aki Kaurismäki cierra la trilogía proletaria de la forma más desgarradora: vuelven las sombras alargadas, pero esta vez sin escapatoria final. Es un grito a la desesperada. La fotografía de Timo Salminen deja una estampa rugosa donde la frialdad campa a sus anchas. Maniata así a la pobre Iiris, una sensacional Kati Outinen. Esta se aburre sin remedio en su autómata trabajo. Es la chica de la fábrica de cerillas. Esa que no escapa del gris. La palidez puede con ella. Al llegar a casa, atiende los caprichos de su madre y del marido de esta. Es un ambiente de represión. Ella busca oxígeno. Sueña con esos vestidos que le traerán a su chico. Quiere enamorarse. Como en sus anteriores trabajos, el amor -con tintes utópicos aquí- se asemeja a un oasis en el desierto. Por eso sonríe fugazmente. Una miserable carta marchita su ilusión. Ni eso le concede el cineasta a la lánguida protagonista. Es un drama social sobre la Finlandia de su tiempo. Cierra con el final más amargo de todos. La venganza, fría y calculada, es lo único que le queda. Alivia falazmente su desamor. La victoria de la tristeza. Cruel como pocas.  

Ciclo Trilogía del Proletariado

  • Aki Kaurismäki: Sombras en el paraíso (Varjoja paratiisissa, 1986)
  • Aki Kaurismäki: Ariel (íd., 1988)
  • Aki Kaurismäki: La chica de la fábrica de cerillas (Tulitikkutehtaan tyttö, 1990)

Varjoja paratiisissa (1986)

Aki Kaurismäki: Sombras en el paraíso (Varjoja paratiisissa, 1986) Finlandia. Drama. Escrita por Aki Kaurismäki. Interpretada por Matti Pellonpää y Kati Outinen. 76 minutos.

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Nikander e Ilona se han enamorado. O no. Sus miradas se cruzan de forma inevitable cuando él, después de una jornada de trabajo como basurero, marcha -silencioso y solitario, como siempre- a realizar la compra: allí está ella, cajera de supermercado. Viven con lo puesto, rodeados de escasez. Y ansían su parte del pastel: ¿conseguirán algún día ser felices? Aki Kaurismäki, finés de cuna, se mofa de aquellos que sitúan a Finlandia como el paraíso. Las desangeladas calles de Helsinki, cuanto menos, no se asemejan al edén. Las nubes grises son una prolongación natural de la gris vida de Matti Pellonpää: cigarros, lecciones de inglés y partidas de bingo. Sin sonrisas, escapando de todo a través del alcohol, jugueteando con la violencia y durmiendo, alguna noche que otra, en el calabozo. Apenas nada para un hombre que sueña con tener su propia empresa. Igual que ella, Kati Outinen, atrapada en la esclavitud de la carestía: los (precarios) trabajos se suceden, sin duración ni estabilidad. Ambos están varados, aunque, al menos, se tienen el uno al otro. Cuando se besen, se sentirán invencibles. Así llegará la celebración en el restaurante y, de pronto, lo sabrán: los sueños… sueños son. Juntarse es perpetuar la endémica realidad, renunciar a las ilusorias promesas que lanza el sistema. En el mismo restaurante donde reinaban las distancias sociales, sin embargo y poco tiempo después, ella se decidirá: esa no es su vida. Él, convaleciente en un hospital después de una salvaje paliza, le aguardará. Les espera Tallin. Y, quizás, un mañana mejor. 

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