Peter Weir: Gallipoli (íd., 1981) Australia. Bélico. Escrito por David Williamson. Novela de de Ernest Raymond. Fotografía de Russell Boyd. Interpretada por Mark Lee y Mel Gibson. 110 minutos.
El honor queda a un lado. También la heroicidad. Es así. La cámara de Peter Weir se centra en la insensatez de la guerra. ¿Por qué lo hicimos? Es la pregunta que lanza su film, cuestionando uno de los episodios centrales en la memoria histórica australiana: la batalla de Gallipoli frente al Imperio otomano en la Gran Guerra. En tal contexto -muy bien recreado, por cierto- se sitúan dos atletas portentosos, Mark Lee y Mel Gibson. Tienen la vida por delante y, a su manera, están seguros de sí mismos. Buenas actuaciones de ambos. Comienzan como competidores y terminan como amigos. Genial la cercanía que consigue el guion de David Williamson. Lo hacen en la travesía hacia Perth, camino de la guerra. ¿Por qué alistarse? Uno, idealista, por su país; el otro, descreído, por pura inercia. La sobresaliente fotografía de Russell Boyd encuadra la sana camaradería que surge entre ambos. La amistad, corazón del film, viene acompañada por la ironía: palos a Inglaterra, picaresca en Egipto y sana ignorancia a través del nómada del desierto. Los tintes humanistas saltan en la última carrera. Las caras de los chavales lo dicen todo. En la guerra, digan lo que digan los poderosos, siempre pierden los mismos.