Crna macka, beli macor (1998)

Emir Kusturica: Gato negro, gato blanco (Crna macka, beli macor, 1998) Yugoslavia. Singular película, en la línea del cineasta, sobre la etnia gitana y Yugoslavia. Escrita por Gordan Mihic y Emir Kusturica. Intrepretada por Srjan Todorovic, Florijan Ajdini y Branka Katic. 123 minutos. 

gato

El argumento, en este caso, es lo de menos. Tanto da emplear como «pretexto» una boda arreglada como una estafa en un negocio de contrabando. Lo mejor es leer entre líneas. O dicho de otra forma, leer entre el surrealismo y el romanticismo con el que Emir Kusturica retrata el universo que acompaña a los zíngaros. Inaugura así su peculiar número circense. Se abraza al barroco, sin separarse jamás del humor absurdo y las parábolas. Estas, quizás, son la mayor gracia de esta película. Es de esta forma como Kusturica escribe una oda al respeto hacia el otro, a la diversidad. Simple humanidad. De un lado, respeta la forma de vida «alternativa» del pueblo gitano, denominada muchas veces como marginal. Se nota el afecto que el serbio siente hacia esta etnia. Por el otro, extrapola este mensaje hacia el resto del «país». Y es que, en 1998, fecha de estreno de este film, Yugoslavia se desangra en pleno corazón europeo. La barbarie puede con su gente: termina (tan violentamente) el crisol cultural que habitaba en aquellas tierras. Al autor tanto le da, pues le saca una sonrisa al infierno. Cuando los adultos se amenazan y golpean (icónico el agresivo Srjan Todorovic), los ancianos (geniales los capos zíngaros) deciden saludarse mientras festejan que los jóvenes –Florijan Ajdini y Branka Katic– se besan en un campo de girasoles. Es el amor en tiempos de guerra, en tiempos de miseria. A la crueldad se le combate con el romance. Utopía, dirán algunos. Gato negro, gato blanco cuenta Kusturica.