Sweet smell of success (1957)

  • sweetEstados Unidos
  • Periodismo
  • Dirigida por Alexander MacKendrick
  • Escrita por Ernest Lehman y Clifford Odets
  • Interpretada por Tony Curtis, Burt Lancaster, Barbara Nichols, Susan Harrison y Martin Milner
  • 96 minutos

Brillante historia. El preciso guion de Ernest Lehman y Clifford Odets encuentra en la detallada y elegante puesta en escena de Alexander MacKendrick a su mejor aliado. Las miras con las que parte inicialmente parecen modestas, sin embargo el remolino de aguas que, en esencia, es este film te va atrapando poco a poco hasta que te das cuenta de que están presenciando la sencillez de la grandeza.

El recital brindado por Tony Curtis es de escándalo. Le tiene cierto parecido al Marcello Mastroianni de La dolce vita (1960), aunque el morboso personaje del primero es infinitamente más miserable que aquel errante italiano. Respira en favor de la mezquindad, luchando por satisfacer los caprichos de su jefe, un superlativo Burt Lancaster, en su camino hacia la gloria, hacia el éxito. Este se resume en una sensacionalista columna de periódico, cargada de banales chismorreos. Es la mugre de la gran ciudad, de ese melancólico Nueva York que fotografía James Wong Howe.

No hay quien se le resista en su arribismo. No tiene compasión por nada ni por nadie. Es un bufón que colecciona víctimas desde la desfachatez. La ilusa –cigarette girl- Barbara Nichols, la enamorada Susan Harrison o el íntegro Martin Milner son algunas de ellas. Mordaz, negra, cínica. Chantaje en Broadway destripa así las miserias del cuarto poder sin compasión. El final, ajustado al sinsabor general del film, cierra de una manera sobresaliente este desalmado relato. Una tristeza de historia.