Fargo (2014)

  • fargo posterEstados Unidos
  • Thriller
  • Creada por Noah Hawley 
  • Interpretada por Martin Freeman, Allison Tolman, Billy Bob Thornton, Colin Hanks, Bob Odenkirk y Adam Goldberg 

«What if you’re right and they’re wrong?»

Mucho tiempo después del estreno de la imborrable Fargo (1996), y en plena ola televisiva, aparece en 2014 una historia a la que, en un principio, cojo con cierto recelo. ¿Qué pintaba aquí este relato? ¿Añadirá algo nuevo a la obra maestra de los Coen? La historia se repite, viene a decirnos Noah Hawley, el creador de esta serie. Y se repite para bien porque, en esta ocasión, el derroche de talento que contiene cada episodio de esta, podría decirse, secuela es un espectáculo en sí mismo, más allá de la valoración que uno pueda hacer de la obra coeniana de los noventa.

El poder del mal, así se podría esencializar este relato. Un universo violento y descorazonador se adviene sobre los habitantes de un pequeño pueblo norteamericano. El cineasta juega con distintas piezas, todas ellas perfectamente perfiladas, para abrir un canto conservador en el que se subraya el lado violento -quizás el más instintivo- del ser humano. De este modo, el personaje de Martin Freeman (Lester Nygaard) se erige, gracias a su salvaje mutación, como el epicentro de este relato en el que la plácida cotidianidad se convierte, casi sin querer, en un auténtico baño de sangre. En su figura confluyen la atención de Billy Bob Thornton, magnífico sicario, y Allison Tolman, investigadora policial que pierde en su comparación con Frances McDormand.

La narración de Noah Hawley contiene el nervio suficiente para impulsar la inquietud que se esconde en cada una de las escenas de Fargo. Se percibe la mano de los Coen, en esta ocasión desde la producción, en los caracteres de los personajes, así como en las desdichadas situaciones a las que estos deben hacer frente. En este sentido, la conversación sobre las tonalidades del verde (brillante interrogante), o el relato histórico sobre el origen de Roma, le añaden si cabe un punto más de turbiedad a una obra, como digo, tan humana como violenta e inquietante. El matiz último lo dan tanto el intrigante Keith Carradine, sentado en un porche fusil en mano, como el sobresaliente Colin Hanks.