Tesis (1996)

Alejandro Amenábar: Tesis (1996) España. Suspense. Escrita por Alejandro Amenábar, con argumento propio y de Mateo Gil. Interpretada por Ana Torrent, Fele Martínez y Eduardo Noriega. 125 minutos. 

En Madrid, un hombre se ha tirado a las vías y Ana Torrent presta atención. Lo busca con la mirada, presa del morbo. Quiere ver la muerte. No miren se escucha desde el andén. No lo hace. Abre Tesis. La Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense es el escenario elegido por Alejandro Amenábar para su ópera prima. Apenas tiene veinticuatro años. Le falta experiencia, oficio. Le sobra desparpajo y talento. José Luis Cuerda impulsa su carrera. Mientras, él bebe de Hitchcock, fuente inagotable de inspiración: suspense, tensión y paroxismo. El esquema es básico. Todo comienza con una investigación, la de Ángela. Un profesor y un estudiante le ayudan a conseguir material de estudio. Y aparece una snuff movie, violencia pura. No mires, otra vez, le dice Chema. A partir de aquí, una chica desaparecida, una cámara como sospecha, la extraña complicidad de Fele Martínez y una historia de amor -entre la protagonista y Bosco- enfermiza. El despacho de un profesor, las aulas, el archivo, la cafetería o los pasillos… son elementos que se despojan de cualquier atisbo de neutralidad para convertirse en lanzas de excitación y nervio. La esquiva apariencia de los personajes, con especial referencia al color de los ojos de Eduardo Noriega, ayuda a levantar la intriga. Los laberintos semiocultos de la facultad alcanzan su máxima expresión entre cerillas y oscuridad: Me llamo Ángela, me van a matar. La protagonista lo pasa mal con su tesis, y nosotros con ella. Falta resolver el interrogante principal -quién lo hizo- con un final que raya la perfección. En el camino, desde el primer plano hasta el último, Amenábar ha ido codificando su crítica principal: el sensacionalismo que impera en el espectador y, todavía más importante, el poder de contagio de los medios de comunicación: les advertimos que las siguientes imágenes pueden herir la sensibilidad del público…