Las sombras del ‘american dream’: Shadow of a doubt (1943)

Mientras los soldados estadounidenses se destripan a lo largo y ancho del planeta, en Santa Rosa, una pequeña localidad de California, el sol luce con una alegría inusitada. Tras el aparente bienestar de la clase media, aparece el ceño fruncido de Charlie (Teresa Wright), quien comienza a dar signos de agonía existencial cada vez que observa al esbirro de su padre y a la estajanovista de su madre. Le falta un sentir, una pulsión: el tío Charlie, un monumental Joseph Cotten, vuela hacia su imaginario en forma de salvavidas. Es así como lo siniestro se adentra en cada rincón del vecindario. Huyendo de la gran ciudad -monumental el trabajo de fotografía de Joseph A. Valentine– escupe veneno hacia cada rendija del sistema. Se siente maltratado por la sociedad de clases. La sangre y el crimen, ahora, conviven con él.  Así, la mirada de su sobrina muta al ritmo in crescendo marcado por Alfred Hitchcock. No estaba preparada para este combate. De la atonía al precipicio. Nuevas flores marchitas al amparo de un monumental guion firmado por Thornton Wilder.  

  • Las sombras del sueño americano en un cálido y pequeño pueblo. Marca una influencia profunda en la obra de David Lynch, Twin Peaks.

You think you know something, don’t you? You think you’re the clever little girl who knows something. There’s so much you don’t know, so much. What do you know, really? You’re just an ordinary little girl, living in an ordinary little town. You wake up every morning of your life and you know perfectly well that there’s nothing in the world to trouble you. You go through your ordinary little day, and at night you sleep your untroubled ordinary little sleep, filled with peaceful stupid dreams. And I brought you nightmares. Or did I? Or was it a silly, inexpert little lie? You live in a dream. You’re a sleepwalker, blind. How do you know what the world is like? Do you know the world is a foul sty? Do you know, if you rip off the fronts of houses, you’d find swine? The world’s a hell. What does it matter what happens in it? Wake up, Charlie. Use your wits. Learn something.

Y con él, el adiós a la época dorada. Aquel apacible niño que posaba frente a la cámara es ahora un tipo carcomido por la realidad. La transición campo-ciudad no resultó lo que debiera para un tipo como él: la sociedad de clases le ha dado de bruces en la cara. Pero la rebelión le aguarda. Y con ella, la sangre y el crimen. Acorralado entre las calles de la ciudad, 

The cities are full of women, middle-aged widows, husbands, dead, husbands who’ve spent their lives making fortunes, working and working. And then they die and leave their money to their wives, their silly wives. And what do the wives do, these useless women? You see them in the hotels, the best hotels, every day by the thousands, drinking the money, eating the money, losing the money at bridge, playing all day and all night, smelling of money, proud of their jewelry but of nothing else, horrible, faded, fat, greedy women… Are they human or are they fat, wheezing animals, hmm? And what happens to animals when they get too fat and too old?

La época dorada ha quedado atrás, ahora el asfalto se impone y, con él, la fatalidad del capitalismo patrio: la sociedad de clases encorseta a la camarera en su papel de camarera y al  ladrón, a su vez, en su rol de ladrón.

¿Puede el mal vencer sobre el bien? El otro Charlie de la película, Joseph Cotten, luce angelical en un retrato de su infancia. Su mirada observaba, todavía, al siglo XIX. Con el paso del siglo su rumbo se extravió. : la sociedad de clases le empujaba

Alfred Hitchcock se abraza a esta recurrente dicotomía cuando pincela, con sobrio rigor, al personaje de Joseph Cotten. La fotografía de Joseph A. Valentine lo encarcela con su propia sombra y las esquinas de la gran ciudad mientras huye de la fatalidad. Así es como llega a la otra costa. El terror anda suelto en e 

Contexto

Temática

Análisis fílmico

Plano desde arriba de Hitchcock: el hombre aislado en la ciudad. Pervertido. Ha roto los moldes de su existencia. Los años 30 han barrido como una apisonadora los esquemas idílicos del capitalismo. Quedan rastrojos, ansias de acribillar a gordas y viejas de la clase alta, o de acidificar los pasillos de la gran banca.

Contexto: 1943

Clase media acomodada; retrato de la chica trabajadora; cinismo contra la banca.

Director y guión:

Temática:

Análisis fílmico:

I confess (1953)

  • i_confess_ver2_xlgEstados Unidos
  • Intriga
  • Dirigida por Alfred Hitchcock
  • Escrita por George Tabori y William Archibald (Novela: Paul Anthelme)
  • Interpretada por Montgomery Clift, Anne Baxter y O.E. Hasse
  • 95 minutos

Son las once de la noche. Quizás las once y cuarto. El sacerdote Logan medita tranquilo en su rectoría. Otra jornada de dudas y de reflexiones se marcha. Son muchos los acertijos que tiene por resolver en su interior. Parece querer decir adiós cuando, de repente, le interrumpe O.E. Hasse. Quiere confesarse, confesar… un asesinato. ¿Cómo actuar a partir de entonces?

Película menor en la filmografía de Alfred Hitchcok que, aún así, atesora distintas virtudes. Una de ellas es la aparición de Montgomery Clift. Este brinda un recital al encarnar la fuerte idiosincrasia que acompaña al sacerdote Logan, un hombre de profundos valores y remarcado carácter. Atrapado en su jaula de secretismo y lealtad, su hermética mirada le basta al maestro británico para levantar una polvareda de inquietud e intriga que termina por estallar en la figura de Anne Baxter

El amor de un pasado mejor se erige como la verdadera sorpresa de esta narración. Un giro inesperado al que, en todo caso, se le suma la no claudicación ante la delación, el linchamiento público frente al acusado, la robustez de la investigación policial y, finalmente, la alargada sombra del asesino. Todo queda combinado para enderezar una entretenida película cargada de tensión y silencio. Conseguida.  

North by northwest (1959)

  • North-By-Northwest-Poster1Estados Unidos
  • Suspense
  • Dirigida por Alfred Hitchcock
  • Escrita por Ernest Lehman 
  • Interpretada por Cary Grant, Eva Marie Saint, Martin Landau y James Mason
  • 136 minutos 

Personalmente, etiqueto Con la muerte en los talones como una película puramente comercial. Un cine abigarrado en el que la intriga, el romance y la acción conjugan con un afán, único y exclusivo, de generar sensación de espectáculo sobre el espectador. De ahí que me parezca un film altamente sobrevalorado. El guionista del mismo, Ernest Lehman, era capaz de mucho más (suya es, por ejemplo, Who’s Afraid of Virginia Woolf?). Y Alfred Hitchcock no requiere presentación, pues es uno de los grandes nombres propios del séptimo arte. Entre los dos, quizás, tejieron la obra que iban buscando. Es un relato grandioso y vibrante, con una serie de escenas (el asesinato en Naciones Unidas, la escena de la fumigadora o el final en el Monte Rushmore) que resaltan estas cualidades pero que, en el fondo, no disimulan la carencia principal del film: la superficialidad. 

La trama que bordea los entresijos del espionaje, en consecuencia, resulta decepcionante a más no poder. Siendo Hitchcock un maestro del género como era, se podía esperar mucho más de esta cinta. Entendida como simple y llano espectáculo, la odisea de Cary Grant supera a la de cualquier agente 007. La lástima de todo ello es que no complemente sus fotogramas con una intriga más elaborada.