Ran (1985)

  • zzranJapón
  • Drama feudal
  • Dirigida por Akira Kurosawa
  • Escrita por Akira Kurosawa, Hideo Oguni y Masato Ide (Obra: William Shakespeare)
  • Interpretada por Tatsuya Nakadai, Akira Terao, Jinpachi Nezu, Daisuke Ryû, Mieko Harada y Yoshiko Miyazaki
  • 162 minutos

Miserable paisaje el que aquí nos dibuja Akira Kurosawa. ¿Dónde queda la alegría? ¿Y la felicidad? Es es el sinsabor de la derrota el que invade la pantalla cuando presenciamos como el poderoso clan de los Ichimonji, hegemónica familia en el Japón feudal, decide destriparse a sí mismo tras la abdicación del Gran Señor, Lord Hidetora, interpretado este por un sombrío Tatsuya Nakadai, en favor de su hijo mayor. La vía cainita, por tanto, es la escogida por el cineasta para enfatizar la ambición, la codicia y la soberbia que alimentan este relato de inspiración shakesperiana.

Es así como la bondad se esfuma de esta narración. Taro, Jiro y Saburo quedan enredados entre traiciones y perfidias, enemistados incomprensiblemente hasta la muerte. La lealtad no tiene lugar en el retrato que encuadra Kurosawa, quien hace avanzar la narración de un modo calmo y sosegado, pero no exenta de rabia. Su milimétrica puesta en escena, quizás falta de un mayor ritmo, provoca que la violencia llegue de forma tranquila, aunque, no por ello, menos dolorosa: brutales son las escenas de acción y batalla, así como el degollamiento de Lady Kaede, de largo, el mejor personaje del film, pues Mieko Harada humaniza, con toda la frialdad e ira del mundo, el valor que posee la venganza. 

Es una humanidad marchita la que protagoniza este film. No hay valores loables que destaquen entre las líneas de su guion. La colorista estética del cineasta no esconde el dolor y pesar, pues, que acompañan a todos los errantes que protagonizan esta historia y que azota, especialmente, al otro gran personaje del film: Lady Sue. Ella es la melancolía hecha persona y el sentir más hondo, junto con la figura de su ciego hermano, de la crueldad.