État de siège (1972)

Costa-Gavras: Estado de sitio (État de siège, 1972) Francia. Cine política para destapar la doctrina del shock estadounidense. Escrita por Franco Solinas y Costa-Gavras. Interpretada por Yves Montand y Renato Salvatori. 121 minutos. 

Con el atrevimiento de siempre, Costa-Gavras se adentraba en América Latina por primera vez. Ya había estado en Argelia (Z, 1969) y Checoslovaquia (L’Aveu, 1970) para dar muestras de que el cine político era, en sí mismo, un género por explotar. A falta de la llegada de la inconmensurable Missing (1982), el cineasta unía esfuerzos con el guionista habitual de Gillo Pontecorvo, Franco Solinas, para aventurarse en la idiosincrasia política latinoamericana de los años 70. Aquí, el choque entre los guerrilleros tupamaros y el elitista Gobierno es el motor de combustión para destripar las carencias políticas, sociales y económicas de un pequeño país, Uruguay, que como tantos otros seguía sangrando por aquellas venas abiertas sobre las que escribió Eduardo Galeano. El puñetazo -pobre Kissinger– se lo lleva Estados Unidos a través de la CIA: clave es la figura de Philip M. Santore (Yves Montand), sucio protagonista de este film. Parte de la culpa de esa sangre derramada la tiene el método de adoctrinamiento instaurado desde suelo yanqui. El cineasta busca subrayar las vergüenzas de la política exterior estadounidense y las consecuencias de esta en el mapa latinoamericano: especialmente remarca el imperio de la violencia y la tortura. A pesar de ser tildado de izquierdista (que lo es), su cine, en realidad, rezuma solidaridad con el derrotado, con la víctima, a quien baña con un manto de dignidad a través de sus fotogramas. Un punto humanista para denunciar la injusticia. Sin efectismo ni dramatismo, la película nos absorbe con tensión y frialdad. Golpe seco para conformar una divulgativa y abrasiva denuncia política.