Sunrise: A song of two humans (1927)

  • Amanecer-280950872-largeEstados Unidos
  • Romántica
  • Dirigida por F.W. Murnau
  • Escrita por Carl Mayer
  • Interpretada por George O’Brien, Janet Gaynor y Margaret Livingston
  • 94 minutos

«For wherever the sun rises and sets, in the city’s turmoil or under the open sky on the farm, life is much the same; sometimes bitter, sometimes sweet

Las historias de amor nunca pasan de moda. De hecho, F.W. Murnau lo advierte desde el principio: This song of the Man and his Wife is of no place and every place; you might hear it anywhere, at any time. Es la declaración de intenciones de Amanecer, una historia a ratos amarga a ratos dulzona, pero siempre encantadora. Obra cumbre, según los entendidos, desde el apartado técnico, lo cierto es que esta película de cine mudo tejida -en el guion- por Carl Mayer se presta a la pedantería cinéfila. Más allá de toda esa parafernalia, una cosa se mantiene inamovible: la humanidad de esta historia, la emoción que contiene y la gracia con la que Murnau nos lo expresa.   

Buena parte del mérito -también conviene destacarlo- son de la pareja protagonista, George O’Brien y Janet Gaynor, quienes ponen a prueba sus lazos afectivos ante la llegada de esa mujer de ciudad, Margaret Livingston. Es el eterno dilema que enfrenta al bien y al mal el que carcome al marido, dispuesto a asesinar a su desconsolada esposa, abandonar esa vida de granjero y marcharse a disfrutar de los placeres de la gran ciudad en compañía de su maquiavélica amante. Pero claro, el sentimiento más puro sale a relucir, escapando de la tentación. ¿Cómo asesinar a su inocente y bondadosa esposa? Mejor que se olvide de tanta tontería. Podría rebuscar en su corazón y dejarse llevar, igual que hace Murnau al hilvanar este cuento sobre el paso del tiempo, sobre volver a sonreír y ser feliz.