Touchez pas au grisbi (1954)

Jacques Becker: No tocar la pasta (Touchez pas au grisbi, 1954) Francia. Cine negro. Escrita por Albert Simonin, Jacques Becker, Maurice Griffe. Novela de Albert Simonin. Fotografía de Pierre Montazel. Música de Jean Wiener. Interpretada por Jean Gabin, Jeanne Moreau y René Dary. 94 minutos.

touchez pas aus grisbi

El golpe ya lo han dado, aunque Jacques Becker ni se molesta en explicitarlo. Recuerda a John Huston y La jungla de asfalto (The Asphalt Jungle, 1950) e impone una línea que tiempo después refrendaría Quentin Tarantino en su imperecedera Reservoir Dogs (íd., 1992). La violencia aquí es lo de menos. Busca plasmar la psicología de los personajes y así, a través de Max, se presenta Jean Gabin. Domina la escena con quietud. Él es un atracador experimentado, además de hombre maduro con buen gusto para las mujeres, el vino y la comida. Ahora se siente, sin embargo, en el crepúsculo de su vida: es el momento de retirarse y disfrutar. Quiere dejar atrás las cacerías entre hienas. Aunque nada saldrá como él espera porque la joven Jeanne Moreau, amante de su mejor amigo Ritón (René Dary), se irá de la lengua y les traicionará. Todos los gangster del lugar querrán el dinero. Menos él. Porque su amigo ya no está ahí. El mejor cine negro esconde un homenaje fabuloso a la amistad. Recuerda, en cuanto a la lealtad del mensaje, a la maravillosa La evasión (Le trou, 1960). El afecto habita entre la cotidianidad que acompaña a estos dos criminales veteranos. Mientras ellos respiran inquietos, los bajos fondos parisinos conspiran contra ellos. El cineasta, matices de la narración, se dará el gusto de rodar una violenta persecución en los minutos finales del film. Será la última carrera hacia la derrota. El trago amargo con el que se despide esta obra maestra.