Jacques Audiard: De latir mi corazón se ha parado (De battre mon coeur s’est arrêté, 2005) Francia. Thriller. Escrita por Tonino Benacquista. Interpretada por Romain Duris, Linh Dan Pham y Niels Arestrup. Música de Alexandre Desplat. 108 minutos.
Tiene una mirada furiosa. Es Romain Duris, de manos castigadas. Vive rodeado de violencia, anclado en su alma gélida y preso de un pensamiento amoral. El castigo, entendido como forma de vida tormentosa, es un tema recurrente en el cine de Jacques Audiard. La turbiedad, en su matiz violento, rodea cada resquicio de sus relatos. El Thomas Seyr de este film, errante por excelencia, es la antesala de los protagonistas de Un profeta (Un prophète, 2009) y De óxido y hueso (De rouille et d’os, 2012), destacables trabajos del cineasta parisino. Los dedos de este, tan pecaminosos, buscan la redención: se imaginan, de pronto, tocando el piano. Es la lucha personal de Duris por escapar de su miserable realidad: converge el amor hacia el piano con la sordidez de la coacción y las palizas. Especialmente hiriente es el personaje del padre, el notable Niels Arestrup, a quien la dicotomía entre arte y violencia alcanza su máxima expresión. Es el contrapunto, pues, a la armonía que representa la profesora Linh Dan Pham. Narrada de forma atípica, con ese punto volcánico que otorga la casualidad, Audiard se entrega a un impetuosa introspección para homenajear al film de James Toback, Melodía para un asesinato (Fingers, 1978).